Estudiando para construir un mejor Haití

En mayo de 2010, un nuevo grupo español viajamos de nuevo a Haití, para conocer de primera mano la catastrófica situación humanitaria que había afectado al pueblo de Haití tras el devastador terremoto que asoló el 12 de enero, unas semanas antes.

Grupo de jóvenes de NPH Haití con Xavier Adsará
Jean Max, Bonieux, Billy Jean, Martina, Raimbolt. Atrás Xavier

Recuerdo que tras visitar varios programas que la fundación NPH apoya en Haití, alcanzamos la cumbre de las montañas de Kenscoff, un precioso lugar denominado Kay St. Hèléne, localizado en las afueras de Puerto Príncipe, donde NPH tiene un hogar de acogida para más de 400 niños vulnerables de la comunidad, incluyendo una comunidad de 35 niños con necesidades especiales.

Llevo años viajando a Haití, todo empezó en 1999, cuando colaboré como voluntario en el viejo St. Damien pediatric hospital que años más tarde cayó fulminado con el terremoto. Allí conocí la extraordinaria labor de NPH en Haití, el país más pobre de América y el cuarto más pobre de América Latina. Una misión que inyecta esperanza, paz y dignidad al pueblo haitiano, a pesar de la extrema pobreza que sufren los haitianos. Como repetía una y otra vez el Padre Juan Antonio de los frailes franciscanos menores de España, “Yo siempre he dicho que el infierno no existía, pero ahora que estoy en Haití, entiendo que el infierno existe, y está en Haití”. Su visita se produjo años antes del terremoto del 2010, pero tras esta catástrofe, Haití respiraba en mayo del 2010, un aire de desesperación y socorro que nunca había vivido anteriormente.

Al entrar con la furgoneta que nos había trasladado hasta el lugar, en el hogar Kay St. Hèléne, 6 jóvenes de unos 20 años se me acercaron inmediatamente solicitándome poder hablar conmigo. Siguiendo mi vieja costumbre de escuchar a la gente, me aparté del grupo español y escuché detenidamente sus palabras. Llevaban toda una vida en el hogar de NPH Haití, habían cursado y completado sus estudios de primaria, secundaria y bachillerato con la ayuda de la fundación NPH, y habían entregado un año de servicio a la comunidad, siguiendo la filosofía del Padre Wasson mediante la cual todo niño, al hacerse mayor, debe dedicar un tiempo a los demás, si desea continuar con sus estudios superiores.

Billy Jean, Jean Max, Raimbolt, y el resto de jóvenes, conocedores de mi posición como director de la fundación NPH en España, solicitaron poder ingresar en la universidad de Haití. “Sabes una cosa, Xavier, hemos dedicado toda una vida a crecer en el hogar y ayudar a la comunidad, pero para seguir creciendo y seguir sirviendo a nuestro país, debemos seguir formándonos, y necesitamos que alguien nos apoye. Todo el mundo está centrado en la ayuda humanitaria de corto alcance, pero el país necesitará de personas haitianas con la capacidad de aportar soluciones a largo plazo para nuestro país, que está totalmente derrumbado”.

Tras varias reuniones con los responsables de NPH Haití, y acciones de coordinación de las ayudas recibidas en la fundación NPH en España, estos 6 jóvenes iniciaron estudios universitarios en la universidad Quisqueya de Pto. Príncipe

Billy Jean, Jean Max, Raimboldt, y el resto de jóvenes del grupo, fueron el primer grupo de jóvenes que recibieron las 6 primeras becas para iniciar carreras universitarias en el momento más caótico del post terremoto.

Hoy, 10 años después, estos jóvenes han cumplido sus sueños y, como licenciados graduados, sirven a su país desde la formación que recibieron en la universidad de Haití. Billy Jean es abogado, Jean Max es médico radiólogo, Raimbolt es ingeniero en electricidad, Martina es enfermera, y Bonieux es ingeniero industrial.

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